viernes, 14 de diciembre de 2012


El SEÑOR DE LAS CULEBRAS:
UN PETROGLIFO
DEL VALLE DE AREQUIPA
Augusto Cardona Rosas *
 
Las investigaciones arqueológicas en torno al arte rupestre, en especial aquel conocido comopetroglifos, en los últimos años ha presentado notables avances. Los arqueólogos cada vez en mayor número vienen orientando sus trabajos hacia diferentes enfoques metodológicos destinados a desentrañar el significado de este arte, dejando de lado las descripciones, cronología y estilística que por largas décadas los ha caracterizado (véase Berenguer, 1995; Mostny, 1985).

Es de conocimiento general que en Arequipa se encuentran numerosos sitios de petroglifos, siendo Toro Muerto el más conocido de todos (Linares Málaga, 1974; Núñez Jiménez 1986); sin embargo, prácticamente pasan desapercibidos numerosos sitios de petroglifos que se ubican en el valle de Arequipa. Los estudios en este arte se han dirigido a describir las formas y técnicas de elaboración; por el contrario son escasos o nulos los intentos en busca de su función práctica o utilitaria. Los pocos intentos, entre ellos el de Trujillo (2001), se han basado en la propuesta de interacción económica propuesta por Lautaro Núñez (1976; 1985), asumiendo casi explícitamente que todo petroglifo se asocia a rutas y caravanas de camélidos.
 
 
 
Varios autores, sin ánimo por descubrir la función utilitaria de los petroglifos, describieron la vinculación “indirecta” entre los caminos y el arte rupestre, uno de ellos fue Bernedo Málaga (en Galdos R. 1982), quien visitó el sitio de Pacchana en 1935, constatando que “muchas rocas ubicadas a la margen izquierdo del camino que da acceso a dicho valle están cubiertas con inscripciones rupestres y pictografías ornamentales”; ó cómo indicaría el Presbítero Mariano Cárdenas cuando hacía referencia a los petroglifos de Pillo en Socabaya, señalaba que se hallaban “junto al camino a la costa” (Galdos R. 1982); también, Linares M. (1960) registra la asociación de Toro Muerto con una antiguo camino de trueque que une la sierra y la costa.

Para Mostny (1985) el arte rupestre engloba varias funciones, entre ellas la función estética, la función social cuando refleja aspectos culturales de su pueblo, función humanista emparentada con la función social pero de nivel más humano; función utilitaria cuando embellece objetos de uso cotidiano, por ejemplo ceramios, arte rupestre indicando caminos, aguadas, oasis, etc. Otro aspecto del arte involucra al sujeto y a sus asociaciones simbólicas; o sea, un símbolo puede evolucionar de formas naturalistas hacia abstractas y posteriormente retornar a formas simples.

Berenguer (1995) para el análisis del arte rupestre del sitio de Taira, desarrolla un interesante enfoque para describir las características propias del arte rupestre, compararlo con el de otras regiones, medir su dispersión geográfica y descubrir sus implicancias para la historia cultural, así como los significados que subyacen en la iconografía, y las funciones que desempeñaron los signos dentro del modo de vida de sus artífices y usuarios prehispánicos.

En los últimos años, el Proyecto de Inventario Arqueológico del Valle de Arequipa, registro sistemáticamente, entre las localidades de Sogay y Quiswarani alrededor de mil ejemplares de petroglifos (Cardona, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002). De este universo, aunque parezca contradictorio hemos seleccionado un solo ejemplar con el cual ensayamos comparativamente aproximarnos superficialmente en el significado y función e importancia de su representación para los antiguos habitantes de Arequipa.

 El Señor De Las Culebras, como hemos denominado a este petroglifo, se encuentra ubicado entre los pies de la Cordillera de Laderas o Batolito de la Caldera, en la base de los Cerros conocidos como Cerro Llorón, una extensión de los Cerros de Pillo y la semi planicie denominada El Pajonal y las Caseras. El medio ambiente corresponde a un páramo de tipo desértico salpicado de flora típica del piso ecológico, correspondiendo a varios tipos cactáceas y flora arbustiva estacional. Políticamente se encuentra en el distrito de Socabaya, a una altitud de 2.370 msnm.
 
El lugar corresponde a dos petroglifos aislados, denominados como P1 y P2. El primero se encuentra 15 m. al norte del segundo, siendo simultáneamente P1 el más el elaborado de ambas manifestaciones de arte rupestre. El P2 da la impresión de ser una ejecución inconclusa, inclusive la superficie de la roca es más áspera y rugosa, aunque presente una mejor orientación hacia el norte.

P1 representa a un ser antropomorfo que ostenta los siguientes atributos:

Parte interna
1. Tocado de diseño en forma de cruz.
2. Orejas sobre dimensionadas o de gran tamaño.
3. Brazos en posición de salutación.
4. Seis dedos en la mano izquierda.
5. Dos círculos en el espacio correspondiente al campo izquierdo.
6. Una línea vertical ondulada en la parte media inferior.
7. Una línea ondulada (compuesta es partes) que circunscribe a todo el diseño.

Parte externa:
8. Cuatro círculos amarrados.
9. Dos figuras en forma de tridígito (antepuestas una de la otra).

Nuestro interés radicará en analizar con mayor profusión y detalle los diseños ubicados en la parte interior del panel; razón por la cual dejamos sin análisis los diseños externos. Los atributos corresponden a iconografía prehispánica tal como veremos a continuación:

 Atributo 1. – La Cruz Cuadrada, Andina o Chakana.
 
Este tipo de diseño se encuentra con popularidad representado en petroglifos,

pinturas rupestres, cerámica y tejidos prehispánicos. Sus antecedentes se remontan a más de 2500 a. C. Este diseño según Valladolid es identificado en el monolito Tello, uno de los varios ubicados en el templo de Chapín de Huantar (Valladolid 1991); Se le observa con frecuencia en diseños de diversas culturas. En las del sur peruano la encontramos especialmente en Pukara y Tiwanaku. Guaman Poma ilustra varias veces este elemento, en especial en las andas en las cuales se traslada al soberano Inca





Atributo 2.- Orejas sobre dimencionadas o de gran tamaño.

La horadación de las orejas no fue una costumbre exclusiva de la cultura Inca, varias culturas en diversas partes del globo la han practicado. Marvín Allison et al (1983) presentaron un interesante estudio titulado “Los Orejones de Arica”, en él muestran que por lo menos desde el año 350 d.C. con la cultura Cabuza, luego con Maitas, San Miguel y Gentilar, se practicó este arte de horadar y agrandar el lóbulo de las orejas. Sentencian además, que los orejones de lacultura Gentilar posee mejores condiciones físicas y eran más altos que los demás adultos encontrados en el mismo cementerio, lo cual indicaría su pertenencia a algún grupo de privilegio, con rasgos ceremoniales. Descripciones post conquista incaica hechas por Garcilaso de la Vega (1945), Juan de Betanzos (1968) y Guaman Poma (2003), muestran quiénes y por qué se horadaban las orejas. Son notables los dibujos de orejones, nobles cuzqueños portadores de este símbolo, el cual identifica su pertenencia étnica, social, política y religiosa de esta sociedad.

En el valle de Arequipa entre las 3.000 familias de mitimaes trasladas por los Incas para rendir culto al volcán de Putina (1), se encontró una etnia denominada como Orejones de Yumina. Según Julien y otros autores procederían de la porción del Collasuyo de la provincia de Canches, incas collas de alto rango o privilegio que portaban orejeras. (Bouysse-Cassagne, 1987; Cardona 1991; Galdos 1985, Julien 2002).

Atributo 3.- Brazos extendidos

Este es un detalle con poca información escrita, sin embargo Guaman Poma documenta e ilustra sacerdotes orejones con los brazos extendidos en señal de respeto. Las investigaciones en el valle de Arequipa han registrado numerosos petroglifos que muestran esta posición; también se conocen otros elementos culturales móviles, entre ellos una pieza cerámica de estilo “La Ramada” que representa a un individuo con los brazos extendidos, similares representaciones se observan en las conocidas placas y tejas pintadas, las cuales se encuentran como ofrendas o pagapus, algunas veces formando paquetes de varios ejemplares. Cronológicamente estos elementos se encuentran con profusión desde el Horizonte Medio hasta el Intermedio Tardío, perdiendo popularidad en el Periodo Tardío.

 
Atributo 4.- Seis dedos en una mano.
Cristóbal de Albornoz describe muchos géneros de illapas o conopas, entre ellos: los cuerpos de los muertos embalsamados de algunos principales suyos, a los tocados por los rayos, a los gemelos, deformes o con alguna seña en particular a quienes sacrificaban, a las casas tocadas por los rayos e inclusive a quienes nacían con más de cinco dedos y que son conocidos como soqtas (Duviols 1984).




Atributo 5.– Dos círculos ubicados en el campo izquierdo.

Posiblemente sean los diseños que mayor dificultad presenten para identificarlos. Según Kauffman (2002 volumen 2), los círculos que representan las manchas de los felinos, en especial del felino volador simbolizan el agua en su forma de lluvia. De hecho, desde la época Chavín se encuentran seres mitológicos con atributos de ave, felino y rostro humanizado. Este ser es identificado como el felino volador o Qhoa. Según el mito “Qhoa, de esencia masculina, reside en las altas montañas y así cómo castiga con inclemencias climáticas premia con lluvias normales y oportunas, fecundantes de la Pachamama o madre Tierra”. Representaciones de este diseño aparecerán igualmente en el resto del desarrollo cultural andino. Qhoa es un mito vigente en el ande peruano, despide rayos y truenos y produce finalmente la lluvia, según mandato del Dios del Agua (Kauffman 2002).
En el valle del Colca, en Arequipa, los mitos de los campesinos relacionan a estos meteoros con la“quwa” la cual “… camina por lo alto, por los aires, igual como una culebra vuela. Dicen que éste es el granizo. De su boca vomita, como si fuese confite, abundante granizo. Esta es una culebra que camina por lo alto. ¡De dónde es que viene,  debe ser la neblina que se eleva.  El arco iris sale de los manantiales o bien de los ríos. Es de siete colores. Cuando sale él, las lluvias se suspenden por unos días. Cuando camina, lo hace sonando” (Escalante y Valderrama 1997).

Atributo 6.- El diseño vertical ondulado.

Otro de los atributos que ostenta este personaje, se ubica en la parte centro inferior del panel. La posición vertical recuerda al diseño del rayo representado por Santa Cruz Pachacuti para el altar del Koricancha. Según Garcilaso ([1945) 1609, II, Cap. XXII] el relámpago, el trueno y el rayo “a todos tres juntos llamaron Illapa”. Illapa según Kauffman (2002 volumen 5, pág 753) “…representa al Dios del agua andino, el cual ocupa un lugar especial. El más relevante al lado de Pachamama..”. Según este autor “Illapa puede confundirse con el rayo, pero en realidad repr esenta al fenómeno en su conjunto (rayo, trueno, arco iris, gotas de lluvia, granizo, etc)...”.
Pero, ¿cómo éste ser mítico se relaciona con nuestro personaje?, recordemos nuevamente lo anotado por el extirpador de idolatrías Albornoz, quién menciona que los llamados a ser illas o conopas o hijos de illapui, eran “… los tocados por los rayos, a los gemelos, deformes o con alguna seña en particular a quienes sacrificaban, a las casas tocadas por los rayos e inclusive a quienes nacían con más de cinco dedos...” (Duviols 1984).

En la información mítica recopilada por Escalante y Valderrama, encontramos a illapa bajo las denominaciones de “isquinayuq, karpayuq runa, relámpago, rayo, o Señor Santiago”. Menciona además a los “tocados” por el rayo. Esta información destila el importante rol que desempeña el hijo de illapa en la sociedad, funcionando como mediador entre el hombre común o runa y las fuerzas telúricas y cósmicas, vinculando los distintos niveles del “pacha”, y llevándolos de una escala personal a comunal. Textualmente: menciona que “Si el rayo que truena en la hora doce, coge a un runa yendo a cualquier cerro, entonces ese runa se vuelve en esquinayuq, carpayuq, poderiyuq. Si este runa es visto por otro al momento de ser cogido, ya no se levanta; cuando no es visto por nadie se levanta con poder. ¡Cómo este runa tiene poder? Es un maestro que alcanza la iranta, cura a los runas, lee las hojas de coca. Este es el Sanduyuq, hombre de conocimientos (Yachayniyuq runa).

El Señor Santiago le deja a este runa su Sandu, su sabiduría y este runa se viste de poder, estos runas ya son pocos. Este runa con poder te cura; cuando la tierra te coge, a cualquiera, cuando tu casa te coge, o cuando te hace asustar cualquier cerro….”, continúa señalando que “… a cualquier hora hace hablar a los cerros…” (Escalante y Valderrama 1997).

Atributo 7.- Líneas onduladas.
Este diseño es muy complejo, la forma de representación correspondientes a una o varias líneas onduladas, las cuales rodean al conjunto, parecen vincularse con el concepto del río andino o Vía Láctea, descrita como Mayo. Si de ella se trata, ésta galaxia de la cual forma parte el sistema solar, se observa con claridad en las noches de estiaje en los Andes, como una nube brillante, que atraviesa el cielo de sur a norte y que a fines de junio, sigue una dirección que va de sureste hacia noroeste (Soldi 1980).

A la Vía Láctea los aymaras la observan como una serpiente con una cabeza muy grande, que tiene forma de W, los ojos son alfa y beta de la constelación, no es visible todo el año, sus estrellas son de baja magnitud y se hallan muy al norte, se la observa cuando aparece la estrella polar. …. Es posible que esta constelación sea la que Polo de Ondegardo denomina Machacuay.
Makowski (1998) señala “…que los ríos de la vía Láctea atraviesan los cielos trayendo agua del océano o evacuando su excedente de acuerdo con la estación. Los agricultores del Cuzco y de Huarochirí creían que el clima, y por lo tanto, el bienestar, dependía de esta larga cinta luminosa, cuyo movimiento anual guarda una relación aparente con el ritmo bianual de las estaciones…”.

Cronología.
Las indicaciones de que en Arequipa, en el pago conocido como Yumina se asentaron un importante grupo de mitimaes nobles cuzqueños y que cercanamente al Señor de las Culebras se encuentra la antigua aldea de Maucallacta, ubicada  aledaña a la quebrada Machaguaya en el distrito de Socabaya; sería aparentemente suficiente información relativa a su vinculación temporal. Sin embargo, la falta de asociaciones directas artefactuales nos obligan a dejar este punto en discusión, indicando únicamente que se trata de un petroglifo elaborado entre el Periodo Intermedio Tardío y el Periodo Tardío.

 Discusión.
Llevando de la mano las fuentes arqueológicas, históricas y etnográficas, es posible reconocer algunos atributos expuestos en el petroglifo PA68. Se trata de una representación de un personaje de “nobleza” (orejeras), con atributos supranaturales, tal como lo muestra la presencia de seis dedos en la mano izquierda y el diseño del rayo, además mantiene una posición de salutación ceremonial y orientación al apu local antiguamente conocido como Putina. Ostenta además a manera de tocado una cruz cuadrada o Chakana, dos diseños de probable identificación, uno de ellos la representación de la lluvia y el segundo la Vía Láctea o Serpiente Cósmica.

 El personaje resulta extraordinario, ya que reúne atributos idealizados de tipo chamánicos, de gran sacerdote, de hijo de Illapa y de Illa; siendo a través de estas propiedades la facultad para relacionarse con los fenómenos metereológicos como la lluvia y sobre todo el agua para irrigar las sementeras. Sin duda se trata de una imagen masculina, ya que el rayo era señalado como el fecundador de las sementeras, además reside en el lado derecho del altar del Koricancha, junto con el sol, las pléyades, el arco iris, el río Pilcomayo, los lugares sagrados como manantiales y el hombre. El espacio izquierdo corresponde al mundo femenino (Makowski 1998). Por otro lado porta a la Chacana o Cruz del Sur, sinónimo del conocimiento de las temporadas de siembra y cosecha por lo tanto de los ciclos agrícolas. Ahora poseemos una aproximación cosmogónica de las sociedades andinas o sociedad que lo creo, pero ¿qué representaba para ellos?.

 Los Andes occidentales corresponden a un área con escasos terrenos arables, con nutrida y creciente población, cuyo crecimiento demográfico impulsó a las sociedades del pasado a desarrollar complejos sistemas de irrigación, de terrazas de cultivo y de formación de suelo arable.  Con una geografía que se levanta desde el nivel del mar hasta por encima de los 5000 metros sobre el nivel del mar, cuya inclinación provoca rápido desplazamiento de las masas de agua por profundos y erosionados cañones; con periodos de sequía y otros de lluvia abundante. Además con un fenómeno de oscilación climática denominado NIÑO que acentúa aún más las necesidades de los pueblos y de su organización. El registro arqueológico ha demostrado los efectos del NIÑO en las sociedades andinas por lo menos en los últimos 10.000 años, provocando, como fue el caso de la sociedad Chiribaya al igual que la Moche, su rápida declinación. Migraciones del altiplano a los valles de las Yungas, registradas para Tiwanaku, nos muestran que la estabilidad económica y del sistema de control político y religioso pendía de los hilos de la naturaleza; es por ello que las sociedades agrícolas andinas desarrollaron un conjunto de conocimientos cosmogónicos que permitían a través de clases sociales de privilegio, administrar los conocimientos de los rituales de reproducción, manifestando las necesidades poblacionales en el logro de las cosechas, reproducción y crecimiento de animales y plantas, así como del bienestar de la sociedad y la permanencia del sistema.

En este sentido, el petroglifo denominado el Señor de las Culebras destila la inquietud social por predecir y clamar a los dioses que regulan y controlan los fenómenos naturales, el beneficio para la comunidad a través de los fenómenos medio ambientales más propicios para la subsistencia del grupo y estabilidad en el Kay Pacha.

 Kay Pacha = Mundo de Aquí

Uk´u Pacha = Mundo de Adentro

Hanan Pacha = Mundo de Arriba

 Bibliografía.

Allison, Marvin; Bernardino Arriaza, Guillermo Focacci; Iván Muñoz (1983) En: Revista Chungara Nro. 11: 167, 172. Universidad de Tarapacá.

Berenguer, José. (1995). "El Arte Rupestre de Taira dentro de los Problemas de la Arqueología". En: Revista Chungara. Volumen 27 # 1. 1995: 7, 43).

Betanzos, Juan De (1968: 1551). Suma y Narración de los Incas, que los Indios llamaron Capacuna, que Fueron Señores de la Ciudad del Cuzco y de todo a ella Sujeto. Biblioteca de Autores Españoles, 209, Ediciones Atlas, Madrid.

Bouysse-Cassagne, T. (1987). La Identidad Aymara, Aproximación Histórica (Siglo XV, Siglo XVI). La Paz, HISBOL – IFEA.

Briones, L. (2001). Arte Rupestre Tarapaqueño. Museo Arqueológico San Miguel de Azapa.

Universidad De Tarapacá.

Cardona Rosas, A. (1990). Investigación Arqueológica del Asentamiento Prehispánico de Yumina. Facultad de Ciencias Histórico Arqueológicas. Arequipa, Universidad Católica Santa María, Arequipa.

Cardona Rosas, A. (1998). Proyecto de Inventario del Valle de Arequipa, Temporada 1988. Informe INC Arequipa, Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa.

Cardona Rosas, A. (1999). “Arequipa y sus Caminos Tradicionales.” En: El Cuprito 30.

Cardona Rosas, A. (1999). Proyecto de Inventario del Valle de Arequipa, Temporada 1999. Informe INC Arequipa, Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa.

Cardona Rosas, A. (2000). Proyecto de Inventario del Valle de Arequipa, Temporada 2000. Informe INC Arequipa, Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa.

Cardona Rosas, A. (2001). "El Arte Rupestre del Valle de Arequipa". En: El Cuprito. 55: 23.

Cardona Rosas, A. (2002). Arqueología de Arequipa: de sus Albores a los Incas. Arequipa.

Duviols, P. (1984). "Albornoz y el Espacio Ritual Andino Prehispánico - Instrucciones Para Descubrir Todas las Guacas del Piru y- Camayos y Haziendas". En: Revista Andina. Nro 1, Año 2.

Escalante, Carmen y Ricardo Valderrama. La Doncella Sacrificada: Mitos del Valle del Colca. Primera Edición, Arequipa 1997.

Galdos, Guillermo (1982). "Descubrimientos e Investigaciones Arqueológicas en el Sur del Perú". En: Diálogo Andino: 83-153.

Galdos Rodríguez, G. (1985). Kuntisuyu: Lo que Encontraron los Españoles. Lima, Fundación M.J. Bustamante de la Fuente.

Galdos Rodríguez, G. (1995). Reflexiones y Confrontaciones Etnohistóricas. Arequipa, Universidad Nacional de San Agustín. Fundación M. J. Bustamante De La Fuente.

Garcilazo de la Vega. (1945). Comentarios reales. 2ª ed., edición al cuidado de Ángel Rosenblat. Buenos Aires, 1945, 2 tomos.

Guaman Poma de Ayala. (2003). Las Ilustraciones de Guaman Poma. Volumen 1 y 2. Lima, Editorial Comentarios.

Guaman Poma de Ayala. (2003). Las Ilustraciones de Guaman Poma 1 – 1b. Lima, Editorial Comentarios.

Julien, Catherine. (2002). "Las huacas pacariscas de Arequipa y el volcán Misti". En: Historia: Revista de la Escuela Professional de Historia 5 9-40.

Kauffman Doig, Federico. (2002). Historia y Arte del Perú Antiguo. Volúmenes 2 y 5. Ediciones Peisa, Lima.

Linares Málaga, E. (1960). Arte Mobiliar con Tradición Rupestre.

Linares Málaga, E. (1974). El Arte Rupestre en el Sur del Perú, Introducción al Estudio de los Petroglifos de Toro Muerto. T.I. Programa Académico de Historia y Antropología. Arequipa, Universidad Nacional de San Agustín: 298.

Makowski Hanula, C. (1998). "Uno y Muchos - Los Dioses del Perú Antiguo". En: Perú El Dorado. Revista Internacional del Perú (Prom Perú). 11 - Abril Mayo: 69, 77.

Mostny, Grete. (1985). "Función y Significado del Arte Rupestre". En: Estudios de Arte Rupestre. Museo de Arte Precolombino, Santiago.

Núñez A., Lautaro. (1976). "Geoglifos y Tráfico de Caravanas en el Desierto Chileno". En: Tomo en Homenaje a R.P. Gustavo Le Paige: 147-201. Universidad del Norte. Antofagasta, Chile.

Núñez A., Lautaro. (1985). "Petroglifos y Tráfico en el Desierto Chileno". En: Estudios de Arte Rupestre. Primeras Jornadas de Arte Rupestre y Arqueología: 243-264. Museo Chileno de Arte Precolombino, Santiago.

Núñez Jiménez, A. (1986). Petroglifos del Perú. La Habana, Editorial Científico Técnica-Ministerio de Cultura. Proyecto Regional de Patrimonio Cultural y Desarrollo PNUD/ UNESCO

Soldi, Ana María. (1980). "El Agua en el Pensamiento Andino". En: Boletín de Lima. Nro 6. Lima.

Trujillo Vera, C. (2001). Petroglifos y Tráfico Interzonal en el Oasis de Vitor (Haciendas Ophelan y Boyadero). Congreso de Antropología Realizado en Arequipa el Año 2001 (UNSA).

Urton, G. (1979). Orientación en La Astronomía Quechua e Incaica. Traducción de A. Lawrence. UNSCH, Ayacucho, Perú.

Valladolid Rivera, Julio. (1991). "Agroastronomía Andina". En: Cultura Andina Agrocéntrica. PRATEC, Primera Edición.

(*) Centro de Investigaciones Arqueológicas de Arequipa
CIARQ. ciarq2007@gmail.com

(1) El nombre de Putina corresponde al nombre prehispánico del volcán Misti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario