miércoles, 21 de diciembre de 2011

Kauffmann Doig comprobó el atentado cultural contra petroglifos de Toro Muerto.

La realidad del complejo arqueológico es terrible. Varias de las piedras con grabados milenarios fueron destruidas. El historiador promete dar a conocer esta atrocidad que intenta borrar el


Deimar Alvis
enviado especial.
“Dios mío, esto es vandalismo”. Así se expresó el historiador Federico Kauffmann Doig, indignado frente a un petroglifo rasgado. El dibujo de un mono sobre la roca volcánica tiene las extremidades raspadas con una piedra.
Kauffmann llegó hasta Toro Muerto, zona desértica del distrito de Uraca, provincia arequipeña de Castilla, para atestiguar este hecho. Este complejo reúne el arte rupestre de los primeros peruanos que ocuparon estos territorios hace más de mil años.
Al gran historiador y arqueólogo peruano lo acompaña su colega y representante del gremio en Arequipa, Enrique Ramírez; el alcalde de Uraca, Manuel Alpaca Postigo; el regidor Alfonso Rodríguez y 30 estudiantes de la Facultad de Historia de la Universidad de San Agustín.
Son las once de la mañana. El desierto es infernal por la intensa radiación solar. A pesar de sus 83 años, Kauffmann Doig caminó durante media hora hasta el primer petroglifo. Parece con mejor condición atlética que sus compañeros de ruta. Solo la arena levantada por el viento caliente le hizo lagrimear los ojos. Se protege con una gorra celeste.
Atropello al
arte rupestre
Los petroglifos ocupan una extensión de 55 kilómetros cuadrados. Son 5 mil bloques pétreos donde se encuentran grabados antropomorfos, fitomorfos, zoomorfos y geométricos, que fueron realizados presumiblemente por los Wari y Chuquibamba, culturas que florecieron antes de la civilización inca.
Los daños en el segundo petroglifo son de la autoría de una pareja de enamorados, que en las figuras prehistóricas dibujan la forma de un corazón, donde están escritos sus nombres. El historiador contenía la ira moviendo la cabeza de izquierda a derecha y se despachaba con duros adjetivos contra los autores de este crimen y la burocracia estatal que no cuida el patrimonio.
El alcalde de Uraca señala que estos atropellos ocurren de noche. Hay un vigilante que protege el parque, pero no se abastece.
Es la segunda vez que Kauffmann visita Toro Muerto. La primera vez fue en 1986 con su amigo Eloy Linares Málaga, el fallecido arqueólogo que hizo acuciosos estudios sobre Toro Muerto.
El regidor de Uraca muestra otro atentado. En la roca se abrió un agujero con comba y cincel, donde se colocó una carga de dinamita haciendo volar la zona donde está el dibujo. Aparentemente sustraen el pedazo de roca con el petroglifo para llevárselo.
Los compromisos
La comitiva es guiada por el mismo concejal a otra piedra, en donde el dibujo de un jaguar ha desaparecido por las manchas de brea. Es probable que las promociones de estudiantes que visitan Toro Muerto hayan provocado este desastre.
Después de dos horas de caminata, Kauffmann Doig está entero y su comitiva totalmente exhausta.
Con los zapatos polvorientos, labios resecos, el sombrero lleno de arena, el pantalón sucio y limpiándose los ojos dice: “Tenemos que crear eco con nuestra protesta, para que todos sepan la triste realidad que sucede con nuestro patrimonio cultural. Que Toro Muerto sea Toro Vivo”. Estallan los aplausos.
Se firmó un acta en donde los visitantes se comprometieron a detener la depredación. Al final de la visita aparece Lucy Linares Delgado, representante del ministerio de Agricultura. Ella lamenta que no la hayan invitado a este recorrido. "No le dieron bola".
Kauffmann doig. El historiador pone el dedo en la llaga. Señala y explica las atrocidades en este petroglifo, donde se metió dinamita para robar el dibujo.

1 comentario:

  1. http://waikyadventours.blogspot.com/2012/05/toro-muerto-admirado-por-extranos.html

    es lamentable lo que sucede en toromuerto pero quien hace algo por evitarlo,hasta el mismo alcalde se asombra cunado parte de responsabilidad la tiene el como autoridad local, creo yo que el INC deberia dar charlas en los colegios institutos o universidades y/o en la garita de control informary/o dar charlas para conservar y evitar este tipo de atropellos.

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